2/9/24
“TÚ ERES EL RESULTADO DE TI MISMO”
“TÚ ERES EL RESULTADO DE TI
MISMO”
No culpes a
nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente Tú has
hecho tu vida.
Acepta
la responsabilidad de edificarte a ti mismo, el valor de acusarte en el
fracaso para volver a empezar… corrigiéndote.
Nunca
te quejes del
ambiente o de quienes te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron
vencer.
Las
circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón;
aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar. No te quejes
de tu pobreza, de
tu soledad o de tu suerte, enfréntate con calor y acepta que de una u otra
manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar.
No
te amargues de tu propio fracaso,
ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como niño. Recuerda
que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible
para claudicar.
Deja
ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad,
de tu dolor, de tu fracaso. Si Tú has sido el ignorante, el irresponsable,
Tú, únicamente Tú, nadie
pudo haber sido Tú.
No
olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro
es tu presente.
Aprende
de los fuertes, de los audaces, imita a los enérgicos, a
los vencedores, a quienes vencieron a pesar de todo.
Piensa menos en tus problemas y
más en tu trabajo, y tus problemas, sin alimento, morirán.
Aprende
a nacer desde el dolor y
a ser más grande, que es el más grande de los obstáculos.
Mírate
en el espejo de
ti mismo. Comienza a ser sincero contigo mismo, reconociéndote por tu
valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.
Recuerda
que dentro de ti hay una fuerza que todo puede hacerlo. Reconociéndote a
ti mismo, más libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias,
porque Tú mismo eres tú destino.
Levántate,
mira por las mañanas y respira la
luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de la vida.
Ahora… despierta, camina, lucha. Decídete
y triunfarás en la vida. Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es
el pretexto de los fracasados.