La Luna y la contaminación
Nadar en el mar con su
pareja en una noche de luna llena podría ser muy romántico, a no ser que
conozca los resultados que se obtuvieron en cierta investigación.
Si en el agua de una playa
hay bacterias llamadas enterococos, eso significa que está
contaminada con aguas negras, y cuando su densidad excede cierto valor, las
autoridades deben prohibir que la gente nade allí.
Durante varios años,
microbiólogos ambientalistas realizaron diariamente un análisis bacteriológico
del agua de 60 de las playas más visitadas por turistas.
Analizaron el tipo y la
cantidad de bacterias presentes en cada centímetro cúbico de agua. Encontraron
que las cifras más altas de contaminación coincidían con la luna llena o la
nueva. La fuerza gravitacional que ejerce la luna sobre los océanos provoca que
suba el nivel de agua en las zonas situadas frente a ella. Las mareas suben y
bajan dos veces al día, por lo que el máximo nivel ocurre cuando hay luna llena
o luna nueva; es lo que se conoce como “marea viva”. Cuando la marea desciende
y las aguas se retiran, penetran en el mar aguas subterráneas, que pueden estar
muy contaminadas y, debido al movimiento de las olas, se remueve el suelo
marítimo. A esto se debe la gran concentración bacteriana.
Cada playa tiene su patrón
propio de mareas y las condiciones geográficas y climáticas pueden modificar la
cantidad de contaminantes en ellas. Por lo tanto, es importante que las
autoridades ambientales ejerzan un control constante de los residuos presentes
en cada playa, para la protección de la gente que acude a sus aguas.